viernes, 30 de mayo de 2008

Evita Capitana


Un 7 de mayo de 1919, nació en Los Toldos. La precedían cuatro hermanos: Elisa, Blanca, Juan y Erminda. Su padre, había llegado allí a comienzos de siglo y había arrendado el campo de La Unión, con ánimo de prosperar. Hombre con gran prestigio entre los conservadores del momento, patrón de estancia y típico puntero.
El ofrecimiento de administrar campos en la localidad vecina de Quiroga hizo que se trasladaran allí, donde sólo permanecerían un año. Como Quiroga no ofreció las posibilidades esperadas, regresaron a Los Toldos. La situación se agravó y el hombre fallece el 8 de enero de 1926 como consecuencia de un accidente automovilístico en Chivilcoy. A partir de entonces, el problema de la subsistencia se convirtió en una lucha que día a día tomaba nuevas formas.
A los ocho años, Eva comenzaba la escuela primaria, en 3º grado comenzó a destacarse por su afición a declamar poesías. Esta vocación temprana crecía al amparo del cine de su pueblo, de las audiciones radiales y de las colecciones de fotos de artistas. Era el momento de plantearse la primera elección: ¿ser una chica pueblerina?, ¿ser maestra como Blanca?, ¿emplearse como Elisa? En 1935 Eva tenía clara la respuesta: ser actriz.
Fue una más de los muchos provincianos que, por esos años, llegaban a la gran ciudad. Eran épocas de miseria, desocupación y hambre en un país que figuraba entre los primeros productores de alimentos del mundo. El proceso de industrialización que se iniciaba en los primeros años de la década absorbió la mano de obra que llegaba del interior, empujada por la crisis. Inmersa en esta realidad, Eva consagró durante diez años su pasión por el arte. Realizó incursiones en el ámbito publicitario y en los medios gráficos del momento. Para tener un papel importante en cine debió esperar hasta 1944, cuando actuó en "La Cabalgata del Circo".
Cuando Eva actriz bajó del escenario radial, su “otro yo” ocupó su lugar. Su voz siguió llegando a todos los hogares, pero ya no encarnando a otras mujeres, sino a ella misma. Asumió un compromiso con una causa y con un hombre.
El 15 de enero de 1944 un terremoto destruyó la ciudad de San Juan. Murieron 7 mil personas y quedaron 12 mil heridos. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, se organizó una movilización nacional a la que fueron invitados los artistas más populares. Eva participó de la colecta por los damnificados. El 22 de enero se realizó un gran festival en el Luna Park a beneficio de las víctimas del terremoto. Eva y el coronel comenzaron una relación que legitimaron socialmente en una función de gala del Teatro Colón. El 6 de mayo de ese mismo año Eva había sido elegida presidente de la Agrupación Radial Argentina, entidad de propósitos solidarios y gremiales de la que fue fundadora en 1943. La presencia de Eva y el lugar que le había otorgado aquel hombre fueron un blanco para los propios camaradas de armas. Si el coronel era un hombre atípico, la mujer que estaba a su lado lo era aún más.
El 13 de octubre de 1945 un sector de la oficialidad logró imponer la renuncia de Perón a todos sus cargos. Fue detenido y trasladado a Martín García. En la madrugada del 17 de octubre los obreros comenzaron a abandonar sus lugares de trabajo y se volcaron a la Plaza de Mayo: exigían la presencia del coronel. Por la noche Perón se asomó al balcón de la Casa Rosada y anunció la convocatoria a elecciones. Por primera vez, la esposa de un candidato lo acompañaba. Estaba junto a él en los actos, repartía escudos partidarios, tenía contacto directo con la gente… Se perfilaba otra mujer: Eva entraba decididamente en la política.
Tras la asunción de Perón, Eva se instaló en el cuarto piso del palacio de Correos y Telecomunicaciones, donde comenzó a atender a las delegaciones obreras que solicitaban su intervención para obtener mejoras o su colaboración en la solución de problemas gremiales. Comenzó también a recibir a los necesitados y a ocuparse de sus urgencias. Prestaba apoyo a la política gubernamental, dirigiéndose con especial atención a un sector al que hasta entonces no se le había hablado: las mujeres del país, anunciándoles nuevas medidas gubernamentales. Las visitas a las fábricas y las recorridas por los barrios pobres la ponían en contacto con el pueblo y sus necesidades.
Con el correr de los años su actividad se tornaría cada vez más intensa y sus jornadas, interminables. Comenzaba por la mañana, atendiendo los casos más urgentes en la Residencia y se trasladaba luego a la Secretaría, donde recibía a los humildes y a los gremios. Si las entrevistas eran interrumpidas para cumplir con la asistencia a alguna recepción, homenaje, visita o acto protocolar, la gente se quedaba esperando su regreso. Ella volvía y no partía hasta que todos hubieran sido atendidos.
Eva emprendió una campaña para avalar el sufragio femenino desde distintos lugares: con los legisladores, con las delegaciones que la visitaban, con las mujeres nucleadas en los centros cívicos, a través de la radio y de la prensa. El mensaje iba dirigido a un conglomerado femenino extenso. “Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna.".Las mujeres pasaron a desempeñar un papel activo: se publicaron manifiestos y grupos de obreras salieron a las calles a pegar carteles en reclamo por la ley. Centros e instituciones femeninas emitieron declaraciones de adhesión. Las mujeres reconocían en Eva a su portavoz. El 23 de septiembre, en medio de un gigantesco acto cívico en Plaza de Mayo, se promulgó la ley.
Los años de apogeo del poder de “la abanderada de los humildes” rondan el 50 y el 51. Son también los años que la enfrentarían con la enfermedad y su última elección: ¿ser vicepresidenta de la Nación?.
El 22 de agosto una multitudinaria concentración en la Avenida 9 de Julio, reiteró el pedido de aceptación: fue el Cabildo Abierto del Justicialismo. Eva se dirigió a la multitud, pero eludió en su discurso la respuesta, reclamaba tiempo para tomar la decisión.El 31 de agosto, renunció por la cadena nacional de radiodifusión, con las siguientes palabras apagadas y graves: "...Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto...". El cáncer ya se había derramado en metástasis por todo el cuerpo.
El 26 de julio comenzó normalmente, pero a las 10 Evita entró en un sopor del que ya no saldría. El lecho fue rodeado por todos sus hermanos y sus más allegados colaboradores. A las 20 y 23 el médico informó: "No hay pulso".
“Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación”
Se decretó un duelo de 72 horas y en las plazas de todos los barrios porteños se erigieron pequeños altares con la imagen de Eva y un crespón negro recordándola. “Nuestra líder espiritual ha muerto”. El día 27 su cuerpo se trasladó al Ministerio de Trabajo y Previsión. El multitudinario velatorio se prolongó hasta el 9 de agosto. La cola era de aproximadamente 35 cuadras.
Eva heroína, Eva mito, los abandonó: “Mis descamisados, yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y más amor, para luchar por este pueblo al que tanto amo,... Pero si no llegara a estar por mi salud, sigan fieles como hasta ahora, porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos...".

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