domingo, 30 de noviembre de 2008


Textos publicados para el Concurso "Cross a la mandíbula 2008"

Cautiva

“Se aplica a la persona o animal, retenido por fuerza en un lugar”.

Todo duró apenas quince minutos, que quisimos estirar y no pudimos. Alcanzó para decirnos un par de cosas, para darnos unos besos apurados y nada más. Nos intercambiamos los regalos: yo le di un pañuelo bordado y él me dio uno pintado con escenas de “El Pibe”. Todo por lo bajo y clandestinamente. Ahí nos despedimos, pero bastaron esos breves momentos y esas pocas palabras para darnos cuenta de que nos habíamos entendido. Los guardias empezaron a tironearnos diciendo “¡reintegro!”, y nos llevaron de vuelta a mi pabellón y a él a Caseros.
Festejamos con las compañeras y lloré todo lo acumulado, relatando una y otra vez, lo que más que hechos, eran emociones.
José y yo nos reencontramos en el 83 y estrenamos nuestro matrimonio junto con la democracia.
“Saldrás de cualquier lugar a recibirme y abrazarme, y recuperaré en ese abrazo, todos los soles que me han robado”
Y volvimos.
Una a una fuimos viviendo ese instante único en que se abrieron las rejas y salimos en libertad. La risa y el llanto aparecían al mismo tiempo. Se multiplicaban los abrazos, hasta que por fin llegaba el grito de despedida: “Hasta siempre, compañeras”.

Hola nena, preguntarte cómo estás es una formalidad. Me emocioné hasta las lagrimas cuando Mario me contó lo del casamiento, ¡y tu mamá, y ustedes!. Me imagino como te estarás sintiendo, se te deben mezclar emociones de todo tipo. Te extraño mucho flaca, y a pesar del dolor de tu ausencia, a casa llegó la primavera de Natalia. Crece día a día, y gatea a toda velocidad, le encanta ir a la plaza. Es todo nuevo para mí, estoy feliz. Chola y Juan están locos de contentos, la adoran; y le regalan de todo cuando Mario y yo vamos para allá, o ellos vienen a casa. Tu carta de hoy me dio risa, y también me hizo llorar cataratas. Cuando decís que todavía tenés la sensación de su piel suavecita, de su cara. De tu orgullo de tenerla en brazos por primera vez y de las pequeñas pérdidas de las que me hablás, que tienen la belleza de lo cotidiano, de lo irrecuperable.
En el comedor está tu foto con Natalia del ratito que te fuimos a visitar, todos los días la miro, y espero que salgas.
Aproveché esta hora, porque la bebota está durmiendo. Espero que dentro de lo posible, estés bien y que me escribas prontito, cuando puedas.
Quiero pensar que una mañana me voy a despertar y me van a decir que te largaron, flaca.
Te regalo un sol enorme.
¡Se me empiezan a amontonar los pañales!.
Le voy a dar de tu parte el beso en la nariz a Natalia, y otro grandote al papá.
Todos los abrazos del mundo.
Te quiero mucho, Gra.
Mabel.

“Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos nosotros, de lo que han hecho de nosotros”. (Jean Paul Sartre)



Bibliografía consultada

Nosotras, presas políticas: obra colectiva de 112 prisioneras políticas entre 1974 y 1983, Nuestra América, Buenos Aires, 2006.

Mejor me quedo en casa viendo a Marce (por TV)


Es igual y es distinto.
Demasiado para ver, demasiado para contar.
Demasiado.
Como esas librerías enormes, llenas de estantes, que me gustaría que sean todos míos, o como casi cualquier diario del domingo, que rebalsa de cosas. Que irrita.
No llegás a ver, no llegás a leer.
No llegás.
La sensación de lo inabarcable.
Es desordenado.
Este barrio es desordenado, y es triste, muy triste.
No sé por qué lo pintan de folclore, de colores y de poesía, mezcla de nostalgia y negocio.
Oferta. Demanda. Comerciantes. Interés. Mucho. Otra vez.
Se ofrecen a turistas que en su mayoría no entienden nada de lo que están conociendo, que es solo una superficie, que es grotesca, burda.
Lamentable.
Hace despertar todos los sentidos a la vez, no de forma agradable.
Llego.
¿Pero a dónde?
No se sabe cuándo empieza o cuándo termina.
Cuelga ropa de las sogas, alguien alto con cara de “es evidente que no soy de acá” saca fotos. No fotos.
No tocar.
Fotos por acá, y por allá, y un poco más lejos un travesti, o es una mujer. La verdad es que es complicado adivinarlo por la vestimenta, que para nada hace honor al barrio de tango que tanto se pregona por el arrabal.
No sé qué representa, pero agarra con fuerza a cada uno que pasa al lado para que se saque una foto con ella, haciendo el pasito, saluda con el sombrero y pide plata.
Toda la escena da vergüenza ajena.
Mucho ruido, y poco de algo.
Mucha gente.
Muchos bares.
Parlanchines por doquier.
Estilos modernos y antiguos que conviven en el mismo escenario.
Almacenes, paredones y ochavas.
Escaleras, caracol y riacho.
Maradona, Evita, El Che y Mafalda. Sabina ya hizo una canción de todo esto.
Cuenca Matanza-Riachuelo. Sin Contaminación. Asociación Vecinos de La Boca.
El viejo puente, el nuevo, y unas callecitas, no sé de qué gestión.
Barcos anclados y oxidados, fábricas cerradas a lo lejos. Olor a prosperidad obsoleta. Una postal, que oculta.
Tristeza, abandono, dejadez, decadencia, desidia.
El pez, por La Boca, muere.
¿Maradona?, no. Un señor que lo imita, con una galería de fotos llena de famosos, bien a lo Diegote.
Igualito al diez.
¿Será que la muchedumbre solitaria que visita La Boca desde países recónditos y Brasil, es tonta?
No llevé cámara, me la olvidé, la última vez que estuve por acá, saqué fotos de una muestra que me gustó y me hizo pensar.
Los sueños, pero no los de cualquiera, ni de cualquier forma.
Puedo sonar demagoga, no me importa, pero creo que a nadie le importa ni tiene en cuenta los sueños, o las ganas, o la impotencia, o la pasividad, de los hombres y mujeres que viven en esta “República”.
No puedo sonar demagoga. Sueno, lisa y llanamente, demagoga.
Por eso no me gusta este barrio, porque el sur existe para esto, para mostrar una parte. Siempre un recorte, mentiroso, pero no azaroso. (Las frasecitas con rima no suenan bien en una crónica)
¿Por qué hay que conformarse, por qué las condiciones de precariedad de este barrio son necesarias para que resulte pintoresco para alguien?
El cielo brilla y hay muchos soles que se acaban rapidito en el invierno, y que parece que hay que aprovecharlos al mango. Qué será de La Boca los días nublados, o cuando caen gotas o lágrimas en la cara de alguien que camina por ahí, sin ganas, y sin paraguas.
Demagogia.
Como yo sí tengo ganas, porque no vivo en La Boca, y porque hay sol, camino hasta los barquitos de colores que aparecen en el Riachuelo cuando te alejás un poco de la mochila y la campera de cuero.
Me llamó la atención, se podía subir y ahí voy.
Los botecitos cruzan apaciguados las aguas renegridas del riachuelo, de una orilla a la otra, pero no es de Capital a Colonia, es de La Boca a la Isla Maciel.
Saco boleto. Somos cinco o seis arriba de la lancha colectivo, para mí una excursión, algo distinto, lo exótico, ¡la aventura del hombre!
Una tomada de pelo.
Para ellos, lo cotidiano, su trabajo, su casa, su transporte y su ocio.
Sonríe. Perón te ama.
Pilotea la nave un hombre que “la tiene clara”, que rema y rema.
Rema para él, para nosotros y para los otros.
Estamos arriba de La Sacra Familia, en un minuto cruzamos a la Isla Maciel por ochenta centavos.
No hay nada del otro mundo, ni de maravilloso ni de nada, y es igual a la otra orilla. Claro que sin el tango, ni las casitas de colores. Pero sí la chapa. Y hasta algunas de soñado “material”.
Calles de tierra y empedradas, cumbia, pizza a ocho pesos, la 271 y la peluquería de Hugo me dicen Hola.
Perros, perros y perros.
Mujeres que toman mate, que pasan, que miran, que se dan cuenta que soy extranjera.
Mientras camino pienso, con qué derecho uno visita la isla como algo extraño, algo digno de exploración, para reafirmar que no soy de ahí, para enorgullecerme cínicamente, para revolver, para pisar firme, para no hacer nada.
Es decadente, y da asco, y me dan ganas de putear a todos los que dicen hacer algo por alguien, innombrables, cada quien sabrá quién es.
Soy también por ende innombrable.
Sigo caminando. Total a mí qué me importa, yo soy cronista, viajo y vivo en la ciudad.
Vuelvo.
Un diálogo bizarro llama mi atención, como humilde cronista y orgullosamente ciudadana común. (Cada vez suena más la frasecita).
Dos señoras hablan: “Apareció un fiambre acá, el otro día, y Tito se quiso acercar, pero el milico no lo dejaba”.
El “chofer” no está enterado de nada, últimamente trabaja menos horas, pero “seguro que si aparece radiopasillo, nos da la posta”
Lástima, no anda por ahí.
“El día está hermoso, nos vamos a Parque Lezama a tomar sol”
El sol es fútbol. Es Boca. Es carnaval. Es sentimiento. Es esfuerzo. Es trabajo.
Sigo siendo demagoga e hipócrita.
Y pienso que ser cronista no está bueno. Por lo menos, no de viajes.
Los espacios no son nunca lo que parecen ser a la vista de alguien que pasa un ratito y los critica.
La subjetividad. La objetividad. La neutralidad. La nada.
Crónicas.
Claro, yo no soy Marley.
Pero Marley es una farsa también, hasta en el nombre.
No quiero quedar fuera de lugar.
Isla Maciel. Inmigración. Trabajo. Carnaval. Fútbol. Maradona. Colores. Caminito.
Inercia. Negligencia. Filosofía barata. Hipocresía.
La dignidad de los nadies.
Soy nadie y hace tiempo me di cuenta que ser demagoga es tomar a los demás como idiotas.
Pero suena a verdad, esa que todos buscamos.
La verdad.
Y además es pintoresco, como La Boca.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Toma de la Sede de Ramos

Eran las 19 hs del martes 2 de Septiembre y llegué a Ramos para cursar. En la puerta, unos estudiantes anunciaban la asamblea.

Subí hasta el segundo pido por un precario ascensor y entré al aula 201.

A las 19:30 hs. un grupo del centro de estudiantes pidieron permiso para “pasar un aviso”, el profesor lo permitió. Los estudiantes también excepto algunos que manifestaban su disconformidad retirándose de la clase o solicitándole al docente que para esa situación.

- ¡Siempre dicen lo mismo! ¡No quiero perder más clase!

Propusieron levantar la cursada y llamar a una asamblea en la puerta de Ramos Mejía.

El profesor nuevamente apoyó la intervención de los compañeros.

Todos nos levantamos. Empezaron a entonar una canción que yo no sabía. Era algo del presupuesto.

-¡si el presupuesto no esta que quilombo que se va a armar!

Tenía ritmo de carnavalito, pensé en bailarlo, pero me censuré. Finalmente la aprendí.

Rumores. En estos casos siempre hay rumores. Que cortamos Ramos Mejía, que cortamos Corrientes, que tomamos la facultad, que todo queda en la nada. Rumores.

Ya estamos casi todos. Nos sentamos. El asfalto es nuevito, lo estrenamos.

El megáfono como hasta ahora esta presente. Hay una nueva variante de la canción.

-¡si el edificio no está que quilombo que se va a armar!

Esta ya la sé. Canto, grito, aplaudo. Todos aplaudimos y el grito se hace uno.

A las 20 hs. llega el momento de las mociones. Se decide un límite de tres minutos y de un representante por agrupación política. Quieren más, no le dan. Se intercalan con un nuevo grupo, los “independientes”. Yo soy parte de ese grupo. Siento que es algo para poder pertenecer. Para no ser aplastados. Ellos tienen experiencia. Uno a uno de los “independientes” que pasan a hablar con su megáfono se disculpa por una eventual retórica confusa o mala. Todo está bastante organizado primero se anuncia el nombre y condición de la persona que va a hablar y se solicita la preparación del siguiente. Todos dicen casi lo mismo. El reclamo es el mismo para todos. Más presupuesto, el edificio único para sociales y sueldo para los docentes. Palabras más palabras menos eso es lo que dicen todos. Algunos con más potencia, otros con timidez.

A las 20:30hs la euforia por tanta concurrencia lleva a proponer el corte de Corrientes y Ángel Gallardo. Se vota. Se aprueba. Todos a cortar. Nos ordenamos otra vez para cortar y seguir con la asamblea. Continuamos ordenados. Trato de ponerme bien adelante para poder escuchar. No me animo a pasar al frente para hablar. El megáfono me inhibe, pero tengo ganas. Ganas de decir lo mismo que vienen diciendo hace una hora, ganas de expresar mi adhesión a la causa. Pero no me animo, entonces sigo aplaudiendo. Suenan bocinazos.

-¡toca bocina y apoya a la educación, toca bocina y apoya la educación!

Los conductores nos odian. A nosotros en parte nos divierte eso. No le damos importancia y seguimos con nuestra asamblea. Somos muchos, muchísimos. Los más grandes que pasan a hablar dicen que desde el 2005 que no se veía algo así, otros hacen referencia al 2001. No me animo a preguntar por qué.

-En tres minutos llega crónica.

Se escucha por el fondo. Todos aplaudimos. Nos preguntamos quién va a hablar con los medios. Otros se preguntan qué le vamos a decir a los medios.

Se escucha la sirena de una ambulancia. La dejamos pasar. Rápidamente volvemos a nuestra asamblea.

Llegó Crónica “siempre con el pueblo”. Cantamos para la cámara.

-¡Llamen al decano y al rector, para que vea que Sociales no cambia de idea pelea pelea por la educación!

La señora de crónica nos apura. Intentamos aguantar la presión. Se van para un costado y ya no los veo, nosotros seguimos con nuestra reunión. Después me contaron que finalmente se habló con Crónica.

-¡M.T. esta tomada y constitución también!

Se escuchan aplausos y gritos

-¡Compañeros nos acaban de informar que Filo esta tomada y parece que Ingeniería va en camino a lo mismo!

Más gritos y más aplausos. La euforia se siente por todos lados y casi por inercia se llega a la votación.

-Compañeros, tenemos que tomar una decisión ¿quién vota por la afirmativa de la toma de la sede de Ramos?

Casi todos levantamos las manos y como para darle cierta seriedad pero con la sonrisa de sentir una primer conquista se preguntaron

-¿votos negativos o abstenciones?

Todos estábamos felices. No importaban las banderas si no lo que nos motivaba. Comenzamos a votar una a una las mociones que habían propuesto los compañeros. Ya no dábamos más de la ansiedad queríamos volver al edificio. Volvimos cantando. Llegamos y subimos hasta el aula 201, allí donde había comenzado mi larga noche. Teníamos que separarnos en comisiones para organizarnos. Entre ellas estaban la de actividades, la de limpieza, la de prensa y la de seguridad entre otras. Yo no fui a ninguna en especial. Tenía mucha hambre. Eran las 23 Hs. Bajé a comer. La Barbarie estaba sobrepasada, pero todos estábamos de bastante buen humor, podíamos esperar total teníamos una larga noche por delante. La toma marcaba su línea de largada.

sábado, 26 de julio de 2008

El pez por La Boca muere (fragmento)


Es igual y es distinto.
Demasiado para ver, demasiado para contar.
Demasiado.
Como esas librerías enormes, llenas de estantes, que me gustaría que sean todos míos, o como casi cualquier diario del domingo, que rebalsa de cosas. Que irrita.
No llegás a ver, no llegás a leer.
No llegás.
La sensación de lo inabarcable.
Es desordenado.
Este barrio es desordenado, y es triste, muy triste. No sé por qué lo pintan de folclore, de colores y de poesía, mezcla de nostalgia y negocio.
Oferta. Demanda. Comerciantes. Interés. Otra vez, mucho.
Se ofrecen a turistas que en su mayoría no entienden nada de lo que están conociendo, que es solo una superficie, que es grotesca, burda.
Lamentable.
Hace despertar todos los sentidos a la vez, no de forma agradable.
Llego.
¿Pero a dónde?
No se sabe cuando empieza o cuando termina.
Cuelga ropa de las sogas, alguien alto con cara de “es evidente que no soy de acá” saca fotos. No fotos.
No tocar.
Foto por acá, y por allá, y un poco más lejos un travesti, o es una mujer. La verdad es que es complicado adivinarlo por su vestimenta, que para nada hace honor al barrio de tango que tanto se pregona por el arrabal.
No sé que representa, pero agarra con fuerza a cada uno que pasa al lado para que se saquen una foto con ella, haciendo el pasito, se saca el sombrero y pide plata.
Toda la escena da vergüenza ajena.
Mucho ruido, y poco de algo.
Mucha gente.
Muchos bares.
Parlanchines por doquier.
Estilos nuevos y antiguos que conviven en el mismo escenario.
Almacenes, paredones y ochavas.
Escaleras, caracol y riacho.
Maradona, Evita, El Che y Mafalda. Sabina ya hizo una canción de todo esto.
Cuenca Matanza-Riachuelo. Sin Contaminación. Asociación Vecinos de La Boca.
El viejo puente, el nuevo, y unas callecitas, no sé de que gestión.
Barcos anclados y oxidados, fábricas cerradas a lo lejos, olor a prosperidad obsoleta. Una postal, que oculta.
Tristeza, abandono, dejadez, decadencia, desidia.
¿Maradona?, no. Un señor que lo imita, con una galería de fotos llena de famosos, bien a lo Diegote.
Igualito al diez.
¿Será que la muchedumbre solitaria que visita La Boca desde países recónditos y Brasil, es tonta?
No llevé cámara, me la olvidé, la última vez que estuve por acá, saqué fotos de una muestra que me gustó y me hizo pensar.
Los sueños, pero no los de cualquiera, ni de cualquier forma.
Puede sonar demagogo, no me importa, pero creo que a nadie le importa ni tiene en cuenta los sueños, o las ganas, o la impotencia, o la pasividad, de los hombres y mujeres que viven en esta “República”.
Esto no puede sonar demagogo. Suena, lisa y llanamente, demagogo.
Por eso no me gusta este barrio, porque el sur existe para esto, para mostrar una parte, siempre un recorte.
¿Por qué hay que conformarse, por qué las condiciones de precariedad de este barrio son necesarias para que resulte pintoresco para alguien?
El cielo brilla y hay muchos soles que se acaban rapidito en el invierno, y que parece que hay que aprovecharlos al mango, qué será de La Boca los días nublados, o cuando caen gotas o lágrimas en la cara de alguien que camina por ahí, sin ganas, y sin paraguas.
Demagogia.
Como yo si tengo ganas, porque no vivo en La Boca, y porque hay sol, camino hasta los barquitos de colores que aparecen en el riachuelo cuando te alejás un poco de la mochila y la campera de cuero.
Me llamó la atención, se podía subir y ahí voy.

jueves, 24 de julio de 2008

Hago lo que puedo

Estoy trabajando en la crónica. Me falta terminarla, corregirla, pulirla, etc. En un par de días critiquen lo que quedó.
Felices vacas!

miércoles, 23 de julio de 2008

Cuento, segunda parte

De todos modos casi todos los días se reprochaba el tiempo que se perdía de estar con sus hijas. A veces eso lo ponía muy triste. Fue por esa sensación de culpa que un día decidió ir a un psicólogo. El licenciado Marrapodi le era de mucha ayuda, acudía a él una vez por semana al principio y luego acordaron verse dos veces. Allí podía desahogarse, sentirse más “liviano” decía él.

Aquella mañana-como todas- no había sucedido nada esplendoroso, nada fuera de lo común. De pronto, mientras realizaba sus tareas cotidianas fue interrumpido por Florencia, su asistente, secretaria y a veces confidente para decirle que había una persona que quería verlo a pesar de no tener una cita acordada – el señor Justo Podestá era alguien muy solicitado con lo cual todo aquel que quisiera verlo o tener un contacto con él antes debería pasar por la agenda. Justo preguntó cómo se llamaba la persona que lo solicitaba y Florencia contestó “Olivia Ridolfi”. A Justo se le cortó la respiración, su corazón se paralizó por un instante, un fuerte escozor le recorrió la espalda. Pidió un vaso de agua y ordenó que le permitieran pasar. Trató de peinarse con sus dedos y se acomodó la corbata lo más rápido y mejor que pudo. Escuchó la puerta que se abría. Y ahí estaba. Hermosa, radiante. Tenía el cabello oscuro del color de la madera de los cedros y los ojos verdes como el mar del Caribe, seguía teniendo unas simpáticas pecas sobre la nariz, su boca era muy roja, tal vez llevaba un poco de maquillaje, pero sólo en los labios, el resto de su cara estaba al descubierto. Estaba igual que hacía veintiocho años, con algunas marcas de la vida, pero igualmente bella, lo único que había cambiado era el brillo de sus ojos. Ya no estaban tintineantes como en la adolescencia. A Justo se le pasaron miles de cosas por la cabeza en un segundo hasta que Olivia rompió el silencio.

-Tal vez te parezca extraña mi presencia, pero estaba en la ciudad y decidí venir a verte- dijo casi con vergüenza.

- En realidad sí me parece extraño que vengas, pero tengo que confesarte que me hace muy feliz verte.

Se abrazaron muy fuerte. Él se sintió feliz. Ella se sintió a salvo.

Olivia había hecho el secundario con Justo. Eran los mejores amigos, casi hermanos, o como decía ella su hermano del corazón. Ella siempre había soñado con ser una estrella de cine, estar entre glamour y los flashes. Muchas veces le contaba a su amigo sus fantasías y proyectos, Justo no les daba importancia, pero le gustaba verla y escucharla mientras fantaseaba. La mamá de Olivia había fallecido cuando ella era muy pequeña y vivía junto a su padre, un hombre muy rígido y estricto, miembro de la Armada Argentina. Él trataba de robarle sus sueños. Un día, cuando Olivia tenía quince años se enteró de una audición para una comedia musical. Como sabía que su padre no le daría permiso para ir mintió y dijo que iría a estudiar a casa de Justo. Su padre lo aceptaría ya que Justo era su candidato perfecto, él pertenecía a una buena familia, familia de profesionales. Luego de unas horas llamó a la casa de Justo para ubicarla y al notar que no estaba comenzó a gritar y a revolver todas las cosas de Olivia hasta que encontró la dirección de la audición. Fue lo más rápido que pudo. Cuando entró Olivia quedó pálida, la agarró bruscamente del brazo y entre llantos y gritos se la llevó. Nadie supo nada de Olivia por una semana, ni asistió a clase, ni atendía llamados. Ni siquiera a justo le había contado lo que había sucedido en aquella habitación esa noche. Los vecinos decían que se habían escuchado ruidos fuertes y gritos, pero nadie sabía qué era lo que había sucedido. La vida de Olivia no había sido muy fácil, ni bien terminó el colegio comenzó a trabajar en bares donde conoció a Jano, un hombre que la invitó a trabajar como bailarina en boliches nocturnos diciéndole que muchas otras chicas lo hacían y que ganaría mucho dinero y que además podría conocer gente para hacer carrera en el rubro del espectáculo. Olivia aceptó. Poco tiempo después se fue de su casa, su padre la echó. A partir de ahí Justo no supo más nada de ella. Su paso por la noche de Buenos Aires fue corto, rápidamente se la llevaron a Méjico con la excusa de una comedia musical. Olivia nuevamente aceptó. Al llegar el panorama no era el mismo que le habían descripto en Argentina. No había comedia, ni teatro, en cambio si había baile. Baile entre tequilas y mejicanos hambrientos de mujeres hermosas. Noche tras noche lloraba sin recibir consuelo alguno. Así se pasó todo un año hasta que consiguió el dinero para ir ilegalmente a los Estados Unidos. Su viaje hasta la frontera no fue fácil y a menudo encontraba nuevos mejicanos hambrientos. Olivia no era la misma, alguien le había robado la inocencia. Sus ojos ya no brillaban, su sonrisa ya no era plena. Una vez en Estados Unidos trabajó como mesera en varios bares hasta que llegó a Hollywood con la esperanza de completar su sueño. A cambio recibió un nuevo trabajo como mesera, poco tiempo después una deportación y un regreso inesperado a la Argentina.

viernes, 18 de julio de 2008

Cuento

Acá les dejo el principio de mi cuento espero que les guste...

Era una mañana cálida en pleno invierno, anunciaban 30º, algo totalmente inusual para el mes de julio en Buenos Aires. Justo se despertó a las 6:00 de la mañana para ir a trabajar. Antes tenía que despertar a sus hijas Candela y Libertad para que desayunen y llevarlas al colegio. Liliana, su mujer aún dormía. Justo y Liliana estaban casados hacia veinticinco años. El amor no era el mismo del principio, pero se querían. Juntos habían tenido a sus dos hijas que ya tenían diez y doce años y eso también los mantenía unidos.

Justo se baño, se lavó los dientes y empezó a vestirse. Cuando todavía le faltaban los zapatos fue a despertar a las nenas y a sacar a Rocco, el perro, al jardín. Después fue hacer el desayuno para los tres y mientras lo hacía escuchó que Candela, la más chiquitita lloraba porque su hermana no la dejaba entrar al baño y casi se hacía pis encima. El padre la tomó entre sus brazos para calmarla y al mismo tiempo trataba de que Libertad saliera de una vez. El conflicto domestico se resolvió cuando la mamá se despertó y a los gritos y empujones sacó a la más grande de las nenas. A Justo le molestaba bastante que hiciera eso, así que volvió a la cocina a seguir con lo que estaba haciendo. Cuando estaba preparando las chocolatadas se preguntaba en qué se había convertido su mujer, la recordaba en la adolescencia cuando iban a la escuela, su simpatía, su sentido del humor, su belleza, su armonía. A menudo también al recordar sus épocas de estudiante secundario recordaba a Olivia, su amiga, su compañera. Tantas pero tantas cosas habían compartido juntos. Muchas veces se preguntaba que había sido de ella, al terminar la escuela Liliana ya no le permitió que la viera. Él trató de seguir el contacto, pero se volvió imposible con los celos de su mujer. De pronto, un abrazo de Candela suspendió sus pensamientos. Se sentaron a la mesa y tomaron el desayuno en silencio y mirando las noticias “¡parece que se vino el veranito, che! A bajar la ropa de verano porque hoy Buenos Aires va a ser un horno”. Anunciaban por la televisión.

Libertad y Candela le dieron un beso a su mamá y corrieron hasta el auto, Justo la besó en la boca y también subió. Luego de dejar a las nenas en el colegio se fue a su oficina, él era un prestigioso empresario en el rubro de la construcción, se había recibido con honores en la Universidad de Buenos Aires de ingeniero. Le iba muy bien económicamente, pero le consumía más horas de las que le gustaría. Con el dinero que ganó a lo largo de los años se compró un par de campos en provincia de Buenos Aires, una casa en Mar del Plata y una casa de fin de semana en Tortuguitas.

jueves, 19 de junio de 2008

Sueños

Los sueños que suelo tener casi siempre me acuerdo desde el principio al final, voy a pasar a contar mis últimos sueños que he soñado.

- Soñé que estábamos con un amigo en una isla desierta y que no sabíamos para donde agarrar, desesperados caminábamos y caminábamos buscando un lugar donde pasar la noche, pero jamás encontramos un lugar donde instalarnos, y de repente que fue lo muy loco es cuando aparecían nuestros padres en un helicóptero y nos llevaban devuelta para la ciudad, después de haberlo soñado me levante muy aturdido no entendía nada.

- bueno también he soñado con mi ex novia, recordando viejas épocas no se pero es como que cada tanto sueño con ella, y sueño con que vamos juntos hacia los lugares que solíamos andar, las peleas, las comidas compartidas, como que todo se transforma muy real a pesar que ha pasado bastante tiempo ya de esas épocas.

- Como soy fanático del fútbol casi siempre sueño con el equipo donde yo juego allá en mi ciudad (Lobos), y es como que cuando estoy jugando se me hace todo muy lento, como cuando le voy a pegar a la pelota es todo muy lento, y me desespero dormido por tratar de correr mas fuerte pero no puedo, pero la verdad es muy real el partido, la hinchada , todo.

- Hace poco también soñé que me robaban en mi casa, y que yo desesperado no sabia que hacer y los ladrones me tenían con un arma en la cabeza amenazado, recuerdo que me habían robado hasta la ropa, y que salía a buscar ayuda pero la calle estaba desierta nadie, y ahí justo me desperté y por suerte era todo un sueño...



Bueno estos han sido mis sueños últimamente, quizás un poco medio fantasma pero bueno son los sueños que suelo tener y recuerdo.
Luciano Madala

viernes, 6 de junio de 2008


Cautiva

“Se aplica a la persona o animal, retenido por fuerza en un lugar”.

Todo duró apenas quince minutos, que quisimos estirar y no pudimos. Alcanzó para decirnos un par de cosas, para darnos unos besos apurados y nada más. Nos intercambiamos los regalos: yo le di un pañuelo bordado y él me dio uno pintado con escenas de “El Pibe”. Todo por lo bajo y clandestinamente. Ahí nos despedimos, pero bastaron esos breves momentos y esas pocas palabras para darnos cuenta de que nos habíamos entendido. Los guardias empezaron a tironearnos diciendo “¡reintegro!”, y nos llevaron de vuelta a mi pabellón y a él a Caseros.
Festejamos con las compañeras y lloré todo lo acumulado, relatando una y otra vez, lo que más que hechos, eran emociones.
José y yo nos reencontramos en el 83 y estrenamos nuestro matrimonio junto con la democracia.
“Saldrás de cualquier lugar a recibirme y abrazarme, y recuperaré en ese abrazo, todos los soles que me han robado”
Y volvimos.
Una a una fuimos viviendo ese instante único en que se abrieron las rejas y salimos en libertad. La risa y el llanto aparecían al mismo tiempo. Se multiplicaban los abrazos, hasta que por fin llegaba el grito de despedida: “Hasta siempre, compañeras”.

Hola nena, preguntarte cómo estás es una formalidad. Me emocioné hasta las lagrimas cuando Mario me contó lo del casamiento, ¡y tu mamá, y ustedes!. Me imagino como te estarás sintiendo, se te deben mezclar emociones de todo tipo. Te extraño mucho flaca, y a pesar del dolor de tu ausencia, a casa llegó la primavera de Natalia. Crece día a día, y gatea a toda velocidad, le encanta ir a la plaza. Es todo nuevo para mí, estoy feliz. Chola y Juan están locos de contentos, la adoran; y le regalan de todo cuando Mario y yo vamos para allá, o ellos vienen a casa. Tu carta de hoy me dio risa, y también me hizo llorar cataratas. Cuando decís que todavía tenés la sensación de su piel suavecita, de su cara. De tu orgullo de tenerla en brazos por primera vez y de las pequeñas pérdidas de las que me hablás, que tienen la belleza de lo cotidiano, de lo irrecuperable.
En el comedor está tu foto con Natalia del ratito que te fuimos a visitar, todos los días la miro, y espero que salgas.
Aproveché esta hora, porque la bebota está durmiendo. Espero que dentro de lo posible, estés bien y que me escribas prontito, cuando puedas.
Quiero pensar que una mañana me voy a despertar y me van a decir que te largaron, flaca.
Te regalo un sol enorme.
¡Se me empiezan a amontonar los pañales!.
Le voy a dar de tu parte el beso en la nariz a Natalia, y otro grandote al papá.
Todos los abrazos del mundo.
Te quiero mucho, Gra.
Mabel.


“Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo que hacemos nosotros, de lo que han hecho de nosotros”. (Jean Paul Sartre)



Bibliografía consultada

Nosotras, presas políticas: obra colectiva de 112 prisioneras políticas entre 1974 y 1983, Nuestra América, Buenos Aires, 2006.



jueves, 5 de junio de 2008

Monólogo del que espera

Ignacio se fue hace ya tres meses. Por momentos lo extraño. Pienso mucho en él, sobre todo en las noches. Su mamá también lo extraña. No sabemos dónde está. Sólo tenemos una carta ¡una carta! Cómo si eso bastara para nosotros. Ahí no decía mucho. Contaba que estaba viajando, que se iban a la frontera por que es más seguros. ¿Quiénes? ¿Con quién está mi Ignacio? Supe que llamó algunas veces, pero hace como un mes que no sabemos nada. Nada de nada. Sus amigos también llamaban. Ya no llaman más. “Se los comió la tierra” dicen. Yo extraño jugar con él. Me acuerdo como si fuera hoy el día que me trajeron. Fue para su décimo cumpleaños, ¡estábamos tan contentos los dos! Yo movía la cola de un lado para el otro y él me abrazaba todo el tiempo. Desde ese día fuimos inseparables. Jugábamos en el jardín de su casa en la plaza o en cualquier lado. También recuerdo en las navidades, él se quedaba conmigo cuando tiraban los cohetes para que no me asustara. No le importaba ver el espectáculo de fuegos artificiales. A los dieciséis tubo su primer novia. Ya me había contado de esa chica. Yo estaba contento porque el estaba contento, nada mas. La chica no me caía nada bien. De todos modos nadie me calló tan mal como su última novia, Fernanda. Esa sí que nunca me cerró. De hecho fue ella quien le insistió para que se fueran de viaje, yo estaba presente cuando se lo dijo. Y él estaba demasiado enamorado como para decirle que no. No pensó ni en su mamá, ni en mí, ni en nadie. A veces me enojo con Ignacio, pero lo extraño mucho y yo se que cuando esa bruja lo deje va a volver, porque nos quiere mucho, nos adora.
La mamá de Ignacio averigua, pregunta. No duerme pensando en dónde buscar. El otro día la escuché llorar. Yo no sabía qué hacer. Se me ocurrió acercarme y ponerle el hocico en la pierna para demostrarle que yo también lo extraño. Creo que ella no me entendió porque siguió llorando.
Después me dicen qué les pareció
Magui

lunes, 2 de junio de 2008


Para los que no lo saben soy una gran fanática de Ismael Serrano y con motivo del viaje, por hacer referencia a la consigna general que tiene la materia, es que se me ocurrió subir esta canción que se llama "Recuerdo" que relata un viaje en tren fuera de lo común.


Magui.-


Recuerdo-Ismael Serrano

Me levanto temprano, moribundo.
Perezoso resucito, bienvenido al mundo.
Con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo, en el metro,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de enfrente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón.

Esos gestos traen recuerdos
de otros paisajes, otros tiempos,
en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada, no estoy seguro,
aunque esos ojos, sin duda, son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás más oscuros.

Pero creo que eres tú y estás casi igual,
tan hermosa como entonces, quizás más.
Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad.

Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.

Dejando en los portales los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz.
"Agárrate de mi mano, que tengo miedo del futuro",
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.

En las noches vacías en que regreso
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo.

Y ahora que te encuentro, veo que aún arde
la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo antes de que te bajes
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos, y tal vez recordarte,
que antes de rendirnos fuimos eternos.

Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
"¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿te acuerdas de mí?"
Y una sonrisa tímida responde:

"Perdone, pero creo que se ha equivocado".
"Disculpe, señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años".

Más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos.

viernes, 30 de mayo de 2008


Día de campo

Quizás haya llegado mi hora
así que voy a tirarme en el pasto
a descansar
a esperar
quizás suceda
lo que anhelo tanto
si me siento en el pasto durante un rato largo
si me siento y descanso y espero, tirado, esperando
quizás se pueda disfrutar del sol
del calor
si por una vez disfruto tranquilo porque me siento, buscando
quizás tenga
lo que siempre quise
o quizás
sólo haya llegado mi hora.
MK
(Homenaje)

Evita Capitana


Un 7 de mayo de 1919, nació en Los Toldos. La precedían cuatro hermanos: Elisa, Blanca, Juan y Erminda. Su padre, había llegado allí a comienzos de siglo y había arrendado el campo de La Unión, con ánimo de prosperar. Hombre con gran prestigio entre los conservadores del momento, patrón de estancia y típico puntero.
El ofrecimiento de administrar campos en la localidad vecina de Quiroga hizo que se trasladaran allí, donde sólo permanecerían un año. Como Quiroga no ofreció las posibilidades esperadas, regresaron a Los Toldos. La situación se agravó y el hombre fallece el 8 de enero de 1926 como consecuencia de un accidente automovilístico en Chivilcoy. A partir de entonces, el problema de la subsistencia se convirtió en una lucha que día a día tomaba nuevas formas.
A los ocho años, Eva comenzaba la escuela primaria, en 3º grado comenzó a destacarse por su afición a declamar poesías. Esta vocación temprana crecía al amparo del cine de su pueblo, de las audiciones radiales y de las colecciones de fotos de artistas. Era el momento de plantearse la primera elección: ¿ser una chica pueblerina?, ¿ser maestra como Blanca?, ¿emplearse como Elisa? En 1935 Eva tenía clara la respuesta: ser actriz.
Fue una más de los muchos provincianos que, por esos años, llegaban a la gran ciudad. Eran épocas de miseria, desocupación y hambre en un país que figuraba entre los primeros productores de alimentos del mundo. El proceso de industrialización que se iniciaba en los primeros años de la década absorbió la mano de obra que llegaba del interior, empujada por la crisis. Inmersa en esta realidad, Eva consagró durante diez años su pasión por el arte. Realizó incursiones en el ámbito publicitario y en los medios gráficos del momento. Para tener un papel importante en cine debió esperar hasta 1944, cuando actuó en "La Cabalgata del Circo".
Cuando Eva actriz bajó del escenario radial, su “otro yo” ocupó su lugar. Su voz siguió llegando a todos los hogares, pero ya no encarnando a otras mujeres, sino a ella misma. Asumió un compromiso con una causa y con un hombre.
El 15 de enero de 1944 un terremoto destruyó la ciudad de San Juan. Murieron 7 mil personas y quedaron 12 mil heridos. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, se organizó una movilización nacional a la que fueron invitados los artistas más populares. Eva participó de la colecta por los damnificados. El 22 de enero se realizó un gran festival en el Luna Park a beneficio de las víctimas del terremoto. Eva y el coronel comenzaron una relación que legitimaron socialmente en una función de gala del Teatro Colón. El 6 de mayo de ese mismo año Eva había sido elegida presidente de la Agrupación Radial Argentina, entidad de propósitos solidarios y gremiales de la que fue fundadora en 1943. La presencia de Eva y el lugar que le había otorgado aquel hombre fueron un blanco para los propios camaradas de armas. Si el coronel era un hombre atípico, la mujer que estaba a su lado lo era aún más.
El 13 de octubre de 1945 un sector de la oficialidad logró imponer la renuncia de Perón a todos sus cargos. Fue detenido y trasladado a Martín García. En la madrugada del 17 de octubre los obreros comenzaron a abandonar sus lugares de trabajo y se volcaron a la Plaza de Mayo: exigían la presencia del coronel. Por la noche Perón se asomó al balcón de la Casa Rosada y anunció la convocatoria a elecciones. Por primera vez, la esposa de un candidato lo acompañaba. Estaba junto a él en los actos, repartía escudos partidarios, tenía contacto directo con la gente… Se perfilaba otra mujer: Eva entraba decididamente en la política.
Tras la asunción de Perón, Eva se instaló en el cuarto piso del palacio de Correos y Telecomunicaciones, donde comenzó a atender a las delegaciones obreras que solicitaban su intervención para obtener mejoras o su colaboración en la solución de problemas gremiales. Comenzó también a recibir a los necesitados y a ocuparse de sus urgencias. Prestaba apoyo a la política gubernamental, dirigiéndose con especial atención a un sector al que hasta entonces no se le había hablado: las mujeres del país, anunciándoles nuevas medidas gubernamentales. Las visitas a las fábricas y las recorridas por los barrios pobres la ponían en contacto con el pueblo y sus necesidades.
Con el correr de los años su actividad se tornaría cada vez más intensa y sus jornadas, interminables. Comenzaba por la mañana, atendiendo los casos más urgentes en la Residencia y se trasladaba luego a la Secretaría, donde recibía a los humildes y a los gremios. Si las entrevistas eran interrumpidas para cumplir con la asistencia a alguna recepción, homenaje, visita o acto protocolar, la gente se quedaba esperando su regreso. Ella volvía y no partía hasta que todos hubieran sido atendidos.
Eva emprendió una campaña para avalar el sufragio femenino desde distintos lugares: con los legisladores, con las delegaciones que la visitaban, con las mujeres nucleadas en los centros cívicos, a través de la radio y de la prensa. El mensaje iba dirigido a un conglomerado femenino extenso. “Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna.".Las mujeres pasaron a desempeñar un papel activo: se publicaron manifiestos y grupos de obreras salieron a las calles a pegar carteles en reclamo por la ley. Centros e instituciones femeninas emitieron declaraciones de adhesión. Las mujeres reconocían en Eva a su portavoz. El 23 de septiembre, en medio de un gigantesco acto cívico en Plaza de Mayo, se promulgó la ley.
Los años de apogeo del poder de “la abanderada de los humildes” rondan el 50 y el 51. Son también los años que la enfrentarían con la enfermedad y su última elección: ¿ser vicepresidenta de la Nación?.
El 22 de agosto una multitudinaria concentración en la Avenida 9 de Julio, reiteró el pedido de aceptación: fue el Cabildo Abierto del Justicialismo. Eva se dirigió a la multitud, pero eludió en su discurso la respuesta, reclamaba tiempo para tomar la decisión.El 31 de agosto, renunció por la cadena nacional de radiodifusión, con las siguientes palabras apagadas y graves: "...Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto...". El cáncer ya se había derramado en metástasis por todo el cuerpo.
El 26 de julio comenzó normalmente, pero a las 10 Evita entró en un sopor del que ya no saldría. El lecho fue rodeado por todos sus hermanos y sus más allegados colaboradores. A las 20 y 23 el médico informó: "No hay pulso".
“Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación”
Se decretó un duelo de 72 horas y en las plazas de todos los barrios porteños se erigieron pequeños altares con la imagen de Eva y un crespón negro recordándola. “Nuestra líder espiritual ha muerto”. El día 27 su cuerpo se trasladó al Ministerio de Trabajo y Previsión. El multitudinario velatorio se prolongó hasta el 9 de agosto. La cola era de aproximadamente 35 cuadras.
Eva heroína, Eva mito, los abandonó: “Mis descamisados, yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y más amor, para luchar por este pueblo al que tanto amo,... Pero si no llegara a estar por mi salud, sigan fieles como hasta ahora, porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos...".

jueves, 29 de mayo de 2008

BoluHeroe

Batata era indudablemente el símbolo del barrio de Florida, era querido por grandes y chicos. A lo largo del tiempo había demostrado su fortaleza y su poderío siempre en vías de defender a su tierra natal. Entre sus logros más recordados se hallaban los años de lucha frente los Menemeus Riojanus, aquellas aves de rapiña que engañaron a la sociedad ofreciendo a los habitantes un equipamiento tecnológico de sus viviendas por un costo ínfimo a base de instrumentos que ellos mismos traerían volando de las ciudades más importantes y ricas. Batata nunca confió en estas promesas y no estuvo errado ya que a los pocos meses comenzaron a llegar algunos de los elementos prometidos como también llegaron miembros de estas sociedades ricas, los pilaranos que a base de sumas muy bajas y exceso de convencimiento pretendían apropiarse de pedazos de tierra céntricos. Larga fue la lucha pero finalmente Batata y su filosa hacha lograron desterrar a los Menemeus Riojanus y así reforzar el respeto que todos le otorgaban. Otro de los momentos recordados entre los habitantes fue aquella lucha contra los pequeños monstruitos narigones, los Delaruis que intentaron inmersos por distintas partes de la cuidad hipnotizar a los habitantes para así dominarlos. Su método era el de mediante el habla lenta y la falta de entendimiento que parecían tener ante cualquier situación, confundir a los habitantes para así someterlos a su dictadura. Una vez más, el consagrado Batata se alzó entre los grandes y con hacha en mano decapitó a todo Delaruis que se cruzara en su camino sin intercambiar apenas una palabra para no caer en su juego. Una vez más, Batata logró proteger a su pueblo de los intrusos que día a día buscaban la forma de conquistarlos. Florida era un pueblo muy precioso, sin malhechores ya que Batata se ocupaba de ellos, poco ruidoso y por sobre todas las cosas, con un suelo muy fértil, motivo por el cual, casi constantemente era invadido, aunque casi todos los invasores terminaban por morir en el intento.



A pesar de todo, los últimos tiempos habían sido sospechosamente tranquilos, Casi no había habitantes nuevos y aquellos que llegaban no demostraban ningún tipo de intenciones más que disfrutar de la tranquilidad y la belleza de Florida. Sin embargo había algo que preocupaba a Batata y era el exceso de ausencia de sus vecinos, los cuales históricamente intentaron apropiarse de su ciudad. Ellos eran los Kirchnesaurios, quienes ya tenían bajo su dominio a Olivos, el barrio vecino a Florida y otro de los pretendidos por todas las sociedades existentes. No pasaban más de dos meses antes de que se repitiese otro acecho por parte de los Kirchnesaurios buscando apropiarse así de todo el sector norte de la provincia. Uno de los atributos de Batata era ese poder de intuición que siempre lo había caracterizado a lo largo de su vida y una vez más no se equivocaría. Una tarde mientras afilaba su poderosa hacha, su madre Vilmacides llegó para comentarle que su hermana y su amada no se encontraban en la ciudad. Ambas habían salido juntas hacía algunas horas para que su cría de dragón comenzara a conocer la ciudad, pero no regresaban aún y nadie las había vuelto a ver. Fue allí cuando Batata se tomo unos minutos para pensar, y no dudo en que sus vecinos estarían involucrados en esto. Fue en ese preciso momento que se evacuaron las dudas ya que desde las alturas, la mayor de las mujeres de la familia Kirchnesaurio, Kristinades, descendió de las alturas a gran velocidad sonriendo como si tuviese algo entre manos.-¿Dónde están mis mujeres? No tardó en preguntar Batata
-Ellas están a salvo joven, no preocupéis. Seré concreta en esta oportunidad y si te comportáis como debes no habrá ningún problema.
-¿Qué pretendes de mi Kristinades?
-Si quieres recuperar tus mujeres solo deberás pasar un obstáculo. Deberás ir de a pié hasta la tenebrosa ciudad de Boulognedus y allí estará esperándote nuestro mejor hombre con vuestras dos


mujeres. Si lo vences y vuelves con vida, os prometo no volver a intentar poseer esta tierra ni volvéis a molestaros. De lo contrario, Florida será por siempre mía y solo mía.
-Yo haré lo que vosotros pedís, pero cuando este de regreso aquí no quiero verte nunca mas en las cercanías de mi Florida querida. ¿Entendiste Kristinades? Gritó Batata
-Jamás volverás, replicó Kristinades y desapareció mágicamente, tal cual lo hizo cuando logró el mandato de su ciudad.
Batata no tardó en recoger su escudo y su hacha, y algunas cuchillas aunque estaría seguro que no las necesitaría. Llamó a cubidos, su perro de tres cabezas y comenzó su larga caminata. Su viaje hasta la cuidad la ciudad de Boulognedus no era realmente largo en kilómetros, pero no sería tranquilo ya que en el camino debería enfrentarse con las especies salvajes que habitaban las otras ciudades, como también con alguna criatura que seguramente Kristinades le enviaría para detenerlo. Nada de esto importaba para Batata que siguió camino. Enfrentó una gran tormenta durante el primer día que lo obligo a detener debajo de un plátano, Cuando los fuertes vientos calmaron y las ramas de los árboles dejaron de volar como cuchillas asesinas producto de los fuertes vientos, Batata continuó con su caminata que al poco tiempo se vio interrumpida por una señora muy anciana que estaba acostada en el piso y le pedía por favor que la ayude que estaba muy dolorida. Batata se acerco sin dudarlo y antes de poder tomarla del brazo recibió un zarpazo que lo revoleo unos cuantos metros. No había ninguna anciana, allí estaba el conocido D´eliados, uno de los soldados de los Kirchnesaurios que había tomado la forma de la anciana para poder detener a Batata. Nuevamente de pie y con hacha en mano, Batata comenzó con la primera batalla, esquivando los pollos de fuego que desde la barriga le escupía D´eliados sin cesar. Comenzó a correr a lo largo del territorio, esquivando pollos y tratando de esconderse de la bestia que dado a su


gigantesco porte y peso, no podía virar para seguirlo. Ubicado por debajo de una planta de naranjos, optó por lanzarle uno a la criatura que seguramente no lo desmayaría pero si lo distraería cuando intentara pelarlo para deglutirlo como todo lo que se hacia a su paso. No pasó un minuto hasta que la bestia se sentara a pelar el naranjo tal cual Batata lo había planeado, y fue ahí cuando silenciosamente y desde atrás, nuestro héroe insertó en la cabeza de la bestia su hacha y así concluyo con el primer obstáculo de si viaje.
No había descanso para Batata que continuó caminando día y noche, guiado solamente por la luna y durmiendo tan solo unos minutos por cada dos o tres días.
Mientras tanto en Florida, Kristinades había decidido no enviar más de sus soldados a interponerse en el trazo que le faltaba recorrer a Batata. Estaba segura que su carta de triunfo no fallaría una vez enfrentados en Boulognedus. Su carta de triunfo era Nestoras, una criatura de 3 metros de alto, claramente bizca que cuando se movía roseaba con su baba de fuego todo lo que estaba a su alcance. Su nariz filosa liquidaba a sus presas y su fealdad molestaba la vista de cualquier contrincante. Esta bestia, producto de un hechizo de la hija menor de los Kirchnesaurios estaba a la dulce esperaba de Batata para terminar con él y así lograr el tan esperado dominio de toda la franja norteña.
La llegada de Batata no se hizo esperar, minutos antes de cumplirse los 4 días de viaje, en la oscuridad de la noche de Boulognedus, el joven arrib y no tardó en divisar a su esposa y a su hermana, atadas a una enorme palmera.
-¡Por fin! Había comenzado a pensar que habías muerto en el camino. Exclamó Nestoras arrojando su fogosa baba.
-Te equivocas nuevamente, aquí estoy para enfrentarte. En ese mismo momento, saco su filosa hacha y revoleo una de sus cuchillas en perfecta dirección a la cara del gigante quien detuvo la cuchilla con la nariz y la devoró como quien devora una miga sobre la mesa.
-¿Así piensas derrotarme Batata podrida? Prepárate a morir, exclamo Nestoras y allí se dio comienzo a la batalla quizás más importante en la vida de nuestro héroe.
Mientras babas de fuego y cuchillos volaban en todas direcciones, todos en Florida estaban reunidos en la plaza principal junto con el brujo de la ciudad quien iba relatando lo que ocurría en el lejano Boulognedus. Los síntomas no eran alentadores para Batata quien estaba gravemente herido por distintas partes del cuerpo y altamente quemado, así que decidió con la poca fuerza que le quedaba repetir la maniobra que había dado sus frutos en el combate con D´eliados y se oculto esta vez detrás de una palmera para pensar que hacer. Físicamente era imposible que Batata triunfara, debía ocurrírsele algo rápidamente para vencer a Nestoras sino todo estaría acabado. Una sola forma encontró el para terminar con este ser, y esta vez no sería su fuerza bruta sino su astucia lo que únicamente lo podía salvar. A fuerza de saliva sacó brillo a su hacha con un trozo de tela que era lo que quedaba de su vestimenta. Frotó y frotó lo mas que pudo ya que Nestoras se acercaba a pasos agigantados, Cuando se encontró en peligro se trasladó hasta otro sitio y se ubico por detrás de la bestia que no cesaba su búsqueda. Un instante lo separaba de la hazaña y no dudo, no había otra salida. Ubicó su hacha en frente de su cara y gritó lo más fuerte que pudo:
-Aquí estoy Nestoras.
La bestia giró y todo ocurrió como Batata lo planeó. El espejismo producido por el hacha permitió que la bestia pudiese verse, y tal fue el susto que le produjo que quedo seco. Tan solo un soplido bastó para tumbar a Nestoras cuyo corazón no soportó semejante espectáculo y así murió.



Todo parecía haber finalizado. Ya liberadas las mujeres, los tres caminaban de regreso a Florida disfrutando volver a estar juntos hasta que sorpresivamente Batata detuvo su marcha y se tomó el estomago, gritando de dolor. Su mujer y hermana lo consolaban pero este no mejoraba y minuto a minuto comenzaba a perder color. En un segundo el cielo se oscureció por completo y las nubes blancas se acomodaron para formar una frase que todos alcanzaron a leer:
EL HEROE HA LLEGADO A SU META NO GRACIAS A HABERSE SOMETIDO A TODAS LAS PRUEBAS SINO POR MEDIO DE LA VIOLENCIA O LA SUERTE Y LAS FUERZAS QUE HA DESEQUILIBRADO REACCIONAN DURAMENTE Y LO CASTIGAN DE FORMA EXTERNA O INTERNA.

H.M

Río Arriba


Muchas cosas deja el documental, y muchas son las cosas que uno tiene ganas de decir. Ulises de la Orden es su realizador, y además protagonista, quiere conocer “su historia personal”, tal vez para comprender la verdadera historia. Por detrás de las imágenes aparece su voz en off, al estilo Pino Solanas o el “otro” Gastón Pauls, que por momentos es redundante.
Comienza con una presentación del bisabuelo de Ulises que era contratista de un ingenio azucarero en San Isidro, Salta. Describe la biografía de este personaje como un inmigrante, que “llega sin nada”, y que a costa de su esfuerzo, logra llevar adelante el ingenio del azúcar más importante de la zona.
Ulises emprende su viaje, llega a Salta, conversa con familiares, que se refieren al ingenio y a los “indios”. Recorre la quebrada del río Iruya, y a través de los pobladores se entera de los motivos que produjeron la erosión de las antiguas terrazas de cultivo, donde los pobladores eran llevados a trabajar a la zafra, con sistemas de contratación esclavista. Muestra cómo a principios del siglo XX, las extensiones de tierras que se vendían incluían a las comunidades allí asentadas, y eran obligadas a trabajar para patrones que decidían sobre sus vidas.
El documental de Ulises de la Orden recibió numerosos premios en festivales de Toronto, Buenos Aires y Jujuy.
La fotografía es imponente, durante todo el recorrido por los paisajes de Iruya, la filmación de los “volcanes”, el relato pausado de los “iruyanos”, la música de fondo de Ricardo Vilca, descendiente de una de las principales familias del imperio Inca, sin ser este un dato menor para lo que trata de expresar la película.
Este conjunto de imágenes, de personajes y de relatos, da pie al creador para desarrollar su mirada acerca del progreso, el papel del trabajo agro-industrial sobre una comunidad que mantenía sus técnicas de producción primitivas, los efectos del abandono de los cultivos tradicionales sobre la auténtica hecatombe de los “volcanes”, forman parte de las convicciones personales del director que las desarrolla sin querer parecer un experto. Es simplemente un viajero, que intenta comprender su propia “historia personal”, a través de los ojos de los pobladores de Iruya, de su vida, sus creencias, su cultura, su pasado, su vida cotidiana, y así comprender él, un poco más de nuestra historia, que nos involucra a todos, aunque le pese a muchos.
Creo que el documental “habla” mucho de nuestra mirada sobre “el otro”, de la estigmatización hacía lo que no se conoce, o no nos gusta, de la falta de respeto a las costumbres, a la vida diversa, a lo distinto. Del despojo, el desarraigo, la falta de interés, la intolerancia, la indiferencia. El inmigrante “bueno” y “rubio”, que sin tener nada, se esfuerza y lo logra. Y “del otro”, del que no queremos ver, del que no nos importa saber si existe, del que exterminamos en un momento de la historia, pero que en este momento de la misma historia, con otros modos, lo seguimos haciendo. De lo que les cuesta vivir, de lo que les cuesta ser. De llegar al Norte y ser turista, que mira con recelo y toma fotos, y se vuelve a su casa, a mirarlos por televisión, y a “sentir pena” por “ellos”, que no son “nosotros”.
Las culturas originarias viven, piensan, trabajan, festejan, rinden cultos paganos, con una cruz, la colonización.
El documental se enfoca en la resistencia, en la otra cara de la moneda, que es la misma moneda, que es la historia de un país, que tiene muchos matices, y las culturas originarias, así como los inmigrantes son algunos de ellos.
Razón por la cual, en vista de las críticas de los espectadores, el documental suscita por un lado admiración, por el otro, polémica. Lo que no significa diversidad, sino lisa y llanamente dicotomía, lo usual, lo de siempre, más de lo mismo, Argentina.

Un camino cultural

Río Arriba es una película documental que trata sobre el viaje de Ulises, el narrador y protagonista del film, por el norte Argentino particularmente la zona de Iruya.


El motivo del viaje es el de llevar a cabo los mismos pasos que su antepasado en un ingenio azucarero y tratar de investigar cómo se vivía en aquella época y qué era de las personas luego de haber trabajado allí.

Al emprender el viaje Ulises se ve identificado con su antepasado, lo recuerda, lo admira. Pronto comienza a enterarse, mediante la charla con los nativos, de los perjuicios que había ocasionado el ingenio y de la lamentable situación que había dejado el tiempo en esos lugares. Le comentan sobre unas terrazas de cultivo en las áridas tierras montañosas, abandonadas durante la estadía en el ingenio de los campesinos.

En el camino el protagonista se va encontrando con habitantes de esas zonas y habla con ellos, le cuentan sus historias familiares, lis mitos s que había dentro del ingenio como por ejemplo el “familiar” que era una criatura que comía a los trabajadores de la cosecha como ofrenda a la tierra (con la “casualidad” que eran aquellos obreros más rebeldes) y las fantasías creadas respecto a la ciudad y a éxito que creen van a tener los jóvenes en esos pagos.

Poco a poco este cronista va cambiando su postura y se ve a si mismo cada vez mas lejano a ese antepasado en un principio tan igual a el. Prefiere no pensar en el, al mismo tiempo se da cuenta que tampoco se parece a esos campesinos que encuentra junto al camino, ya que son poseedores de otra cultura, otras tradiciones y sobre todo de otra manera de vivir. La terrazas de cultivo antes mencionadas, eran pasadas de generación en generación y enseñado el oficio de padres a hijos, pero la irrupción del ingenio es sus vidas los alejó de esa vida y los llevó al abandono de sus propiedades provocando la pérdida de su motor de subsistencia y a la vez despojándolos de esas tradiciones.

Posiblemente los pueblos originarios sean los más invadidos culturalmente, de todos modos ellos tratan de conservar sus tradiciones o ritos enseñándoles a los más pequeños la importancia de los mismos.
Este documental da la posibilidad de otro tipo de consumo cultural, a la mano de varios sectores sociales por el tipo de discurso que utiliza.

Magui


Magritte
Quizás algún día podamos llegar al cielo...














Magui

domingo, 25 de mayo de 2008

Soy la primera!

Bueno en este humilde acto voy a realizar la firma de bautismo de este blog! para dar inicio a firmas futuras
Como siempre de corazón bienvenidos!!! (sólo para entendidos)
Magui